OPINIÓN | Antero Flores-Aráoz: reforma política

El Gobierno que preside Martín Vizcarra, sucesor de la gestión de Pedro Pablo Kuczynski, nombró dos comisiones, una primera para que diseñara las reformas al Sistema Judicial, luego de los escándalos habidos en el CNM y las acciones delictivas de algunos magistrados del Callao, del grupo “cuellos blancos”. La Comisión hizo sus propuestas, el Gobierno las acogió y presentó los respectivos proyectos legislativos al Parlamento, quien lamentablemente no le ha puesto la necesaria velocidad, sin perder por supuesto severidad.

La segunda comisión, también ad honorem como la primera, fue para que estudie y presente sus sugerencias sobre la reforma política que consideran conveniente en nuestra patria. Este segundo informe ya se hizo público y el Poder Ejecutivo tendrá que evaluarlo para ver qué toma de él para presentarlo como proyectos de ley al Congreso.

Tipo el famoso perro del hortelano, no dejaron de hacerse críticas insustanciales y sin estudio serio de las propuestas, a lo que ya estamos acostumbrados. Tanto para el primer informe como para el segundo se cuestionó que las comisiones estuvieran conformadas por estudiosos de la materia, a los que en tono irónico se les llamó notables y, que no tenían pergaminos para hacer sugerencias, ya que no eran ni Poder Legislativo ni tampoco Ejecutivo. Hasta se llegó a cuestionar el impulso del Presidente respecto a los nombramientos.

Lo cierto es que el Presidente de la República tiene todo el derecho de nombrar comisiones de estudio y propuestas, tanto integradas por funcionarios públicos como por quienes no lo son, así como decidir lo que toma y lo que desestima.

La comisión para las reformas políticas ha planteado la vuelta al sistema bicameral, sistema que estuvo vigente hasta antes del oprobioso golpe del 5 de abril de 1992, con Cámara de Diputados y Senado.

Se objeta la proposición mencionada aduciendo que recién, mediante referéndum, la ciudadanía ha desechado el bicameralismo, y que no puede volverse a tratar ello, y menos por el trámite de reforma constitucional parcial en dos legislaturas ordinarias sucesivas, con votación calificada.

Debería tomarse en cuenta que ninguna disposición constitucional es pétrea e inamovible, y por tanto la unicameralidad existente, ratificada en referéndum, si puede ser modificada por el Congreso.

Hay quienes aceptando el hecho que puede cambiarse la mono cámara legislativa por el sistema bicameral, señalan que ello solo puede hacerse después de dos años del anterior cambio, sustentando su posición en que la Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, así lo dispone. Empero olvidan que tal plazo es para los referéndums originados en la solicitud convocante de los ciudadanos, pero no para el caso materializado al finalizar el año 2018, que fue una decisión tomada por el Ejecutivo y asumida a regañadientes por el Legislativo.

Más que un tema legal, el Gobierno tendrá que evaluar si hace la propuesta formal al Congreso o no, dado que habiendo transcurrido poco tiempo desde el rechazo ciudadano, podría no ser conveniente exponerse a la posibilidad de su rebote.