14/03/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Reciente información de prensa, da cuenta que la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, reunió a diversos alcaldes de nuestra capital nacional, para invocarles aceleren los trámites de infinidad de licencias y autorizaciones requeridas para hacer viables inversiones privadas, que están paralizadas por la desidia municipal y, ésa paralización impide la contratación de muchísimos ciudadanos que están sin trabajo.
Nos parece muy bien y aplaudimos la actitud de la joven y carismática ministra que, sintetizando su actitud frente a las autoridades municipales, en buen romance las ha “cuadrado”, a fin de que responsablemente tramiten los expedientes con la celeridad que ordenan los dispositivos legales, no soliciten documentación innecesaria ni hagan padecer a los administrados la “mar y morena” con requisitos extralegales.
Ya era hora que el MEF tomara cartas en el asunto, pues es el Ministerio más interesado en hacer crecer la inversión y que las estimaciones de inicios de cada año lleguen a buen puerto y, no sean ilusiones que desembocan en frustración generalizada.
El MEF había creado una dependencia, a fin de que los privados que tenían inversiones obstaculizadas por la tramitología gubernamental y por indolentes funcionarios, le pudieran formular sus quejas y reclamaciones. Empero no se tiene noticias sobre si sus resultados fueron satisfactorios o solo se trató de ampliar la burocracia, que ya no se sabe hasta dónde irresponsablemente crecerá.
La buena actitud demostrada por la titular del MEF, no debería circunscribirse a la tramitología municipal, pues los defectos acotados en los Municipios no son de su exclusividad ni de ello tienen monopolio. La excesiva tramitología, los requisitos que se duplican y triplican y, las absurdas y abusivas exigencias, son de uso común en todas las dependencias del Estado, pero, principalmente en los ministerios. No queremos referirnos a los procedimientos ante tribunales administrativos, como el Tribunal Fiscal, ni ante el Ministerio Público, Poder Judicial o Tribunal Constitucional, pues sino, lloramos sin consuelo posible.
Comúnmente, siempre se ha dicho que la inversión no tiene ni nacionalidad ni tampoco religión y, ello para graficar un hecho real, la inversión en un mundo globalizado va donde ella es tratada bien, o sea que es satisfactoriamente recibida, que las autorizaciones que gestionen los inversores les sean expedidas rápidamente, que no existan sobre costos extralegales (coimas), y que haya mística de los funcionarios para atender los requerimientos justificados de los administrados.
Principalmente se tiene que comprender que, para que lleguemos a la satisfacción de las necesidades de la población, su elevación de niveles de vida y al bienestar general, se requiere que exista trabajo, el cual no se dará sin previa inversión y, esta tampoco se producirá con el mal trato burocrático, ya que se necesita rapidez en los trámites, normatividad estable, tributación predecible y, sobre todo tranquilidad interna.
Como vemos el problema no es solo municipal, es general y hay que resolverlo, sin ver simplemente, como dice el refrán, “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.