OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: "La ética en las elecciones"
Llegó a mi vista a través de redes sociales, el siguiente pensamiento, confesando que ignoro la autoría del mismo. Dice así: “La ley más importante: tu moral; el mejor abogado: tus principios y; el mayor juez: tu conciencia”.
Probablemente se preguntarán qué tiene que ver tal pensamiento con las elecciones que se vienen y qué es de lo que trata esta pequeña columna. La respuesta es muy sencilla, la ética en sus dos vertientes electorales, por un lado, la de los candidatos y, por otro la de los sufragantes o electores.
Los que postulan a la Presidencia de la República o a las vicepresidencias, al igual que los que candidatean al Congreso o al Parlamento Andino, que son las lides electorales del mes de abril, tienen que tener muy presente, que tan importante como tener conocimiento del país, de las obligaciones que corresponden al cargo al que aspiran, y que las propuestas que propugnen ayuden al desarrollo del país y a la elevación del nivel de vida de la población, es el tema ético. Un examen de conciencia no les haría mal, en tal materia, respondiendo al criterio moral, a los principios y a la propia conciencia, tal como lo señala el aforismo con el que se empieza este artículo periodístico.
Si es que no llenan los criterios éticos a los que nos referimos, mejor es que los postulantes renuncien a su participación en la contienda y así nos ahorren tiempo y esfuerzos a los electores para dilucidar sobre todo ello.
La otra vertiente del tema ético corresponde a los electores, que no deberían dejar llevarse por simples simpatías personales, por el “floro” de los candidatos que ofrecen muchas veces, irresponsablemente, el oro y el moro, con populismos que escapan a la realidad y a las ciertas posibilidades gubernamentales.
Los electores, además, pero principalmente, de indagar sobre las propuestas de los candidatos y de su probabilidad de llevarlas a buen puerto, tienen la obligación moral de indagar sobre los estándares éticos que han tenido, tanto en su vida pública como en su comportamiento privado.
Dice también antiguo y conocido refrán que “gallina que come huevo, aunque le corten el pico”, lo que llevado a la materia que estamos desarrollando significa, que quien en su comportamiento en vida privada no ha tenido calidad ética, más que probable que en su actividad pública tampoco la tendrá, con la salvedad que en el manejo público no solo perjudicará a sus familiares y allegados, sino a todo el país.
Desde el Estado se han dictado algunas normas para que los electores conozcan los antecedentes de los candidatos, pero ello no siempre es suficiente, pues lo que se registra son antecedentes judiciales y policiales, obligaciones alimenticias incumplidas y algunas otras cosas. Empero, hay inconductas que están escondidas, sin registro oficial, por lo que los electores deben indagar eficientemente sobre el comportamiento ético de los candidatos de su preferencia, lo que es una exigencia de carácter moral antes de emitir el voto.
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