OPINIÓN | Ántero Flores-Aráoz: "Empache burocrático"
No sé si en serio o en broma, pero se ha anunciado desde los más altos niveles del Poder Ejecutivo que hay la idea de crear el “Ministerio de Infraestructura”, en el ánimo de concentrar en un solo Ministerio la ejecución de obras públicas a cargo del Gobierno Central, esperando no se les ocurra la “brillante” idea, de también concentrar las obras a cargo de los Gobiernos Regionales y de los Municipales.
Si la motivación de los genios del Ejecutivo para la concentración de ejecución de obras, es por la pobre utilización de los recursos presupuestales para inversiones, en el ejercicio del año 2019, lamentablemente la proposición no resolverá el problema.
Para resolver el problema del insuficiente empleo de recursos para obras públicas, lo que se requiere es mayor eficiencia de los funcionarios encargados del tema en los diferentes ministerios, que no son pocos y, simplificar la tramitología de la contratación del Estado.
Si bien es cierto el Ministerio de Transportes y Comunicaciones se lleva la delantera en el volumen presupuestado para inversiones, pues tiene carreteras, puertos, aeródromos y puentes, entre otros, no es menos cierto que el Ministerio de Vivienda está a cargo de los servicios de agua potable, alcantarillado y viviendas populares. El Ministerio del Interior tiene a su cargo la edificación de escuelas policiales, cuarteles y comisarías.
El Ministerio de Justicia tiene que ver con el incremento de los penales, así como el mantenimiento y refacción de los existentes. El Ministerio de Defensa no se queda atrás, pues se encarga de construir cuarteles, instalaciones para los incorporados en el servicio militar voluntario, hangares para sus aviones, polvorines y depósitos de material defensivo, entre tantas otras obras.
El Ministerio de Salud tiene que ver con hospitales, centros de salud y postas médicas y, el Ministerio de Educación la edificación de nuevas escuelas, sean iniciales, primarias o secundarias y, sin olvidar, las reparaciones de los locales existentes, así como su mantenimiento.
Todos los ministerios tienen a su cargo ejecución de obras públicas, y la experiencia nos enseñó que cuando se crearon los Gobiernos Subnacionales, también llamados Regionales, se les transfirió facultades y recursos para sus obras, pero lamentablemente no se hizo lo propio con el personal, con el penoso resultado que en las regiones se contrató nuevo personal, pero el Estado, en los ministerios, siguió con el mismo, pese a que habían disminuido sus competencias.
La misma experiencia nos dice que las nuevas autoridades son proclives a la contratación de más personal, muchas veces innecesario, pero se olvida que del mismo cuero salen las correas y, ese cuero, no es otro que los impuestos que pagamos los contribuyentes, que hasta el más modesto, cuando adquiere un cepillo de dientes está pagando el IGV y el IPM.
Por favor, no más ministerios y lo que quizás convendría estudiar es la fusión del Ministerio del Medio Ambiente con Agricultura, el de Cultura con Educación, y el de la Mujer con el de la Inclusión Social.