30/10/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En el curso escolar de Lenguaje, desde temprana edad nos enseñaban la conjugación de los verbos y ello llega a mi memoria cuando cotidianamente vemos los diarios y la televisión y escuchamos noticias, las que por lo general son acusatorias.
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Tanto es el nivel de la acusación por acciones u omisiones graves, como también leves e incluso nimias, que bien se podría conjugar el verbo acusar en todas las personas y también tiempos. En tiempo presente, que hoy diríamos “real”, sería yo acuso, tú acusas, él acusa, nosotros acusamos, vosotros acusáis, ellos acusan.
Vivimos en tiempos de total desconfianza y como se observa tanta podredumbre, muchos piensan que todos están podridos, que todos son corruptos y que todos son coimeros. Felizmente no es así, hay también muchísimas personas correctas, cumplidoras de sus deberes cívicos como legales. No olvidemos que la presunción es de inocencia y no de culpabilidad.
La sensación de culpabilidad ha llegado a tales altos niveles, que para prevenir la corrupción se exagera en disponer más y más requisitos para cada cosa, para cada asunto, para cada perfil de la empleocracia pública. En materia de contrataciones estatales, las sospechas son más crecientes y basta que te hayan visto haciendo adiós con la mano a un postor, para definir que te han dado y has recibido coima, que hay la “mordida” como se le llama en México.
Soy consciente que se tienen que tomar medidas preventivas, pero también debe investigarse antes de emitir juicios de valor que dañan el buen nombre, reputación y prestigio de muchas personas. Entiendo que después de haberse descubierto el caso de Odebrecht y sus socios locales, se haya acrecentado la desconfianza, pero no puede generalizarse pues también hay empresas contratantes con el Estado que cumplen con toda la normatividad legal y la ética contractual, y que no hay derecho alguno para ponerlas en entredicho.
Por otro lado, la ligereza con la cual desde el Ministerio Público se pide al Poder Judicial prisiones preventivas y preparatorias para la investigación de los delitos, las que pueden llegar con toda facilidad a los 36 meses, es decir 3 años. Están mandando a la cárcel para investigar durante 1095 días, en que la realidad es más dura que la imaginación de Dante en el infierno de la “Divina Comedia”.
Son 1095 días de carcelería en penales hacinados, con alimentos no precisamente preparados ni de la calidad usada por Gastón Acurio, tampoco en cama con colchones “Paraíso”, te pierdes los cumpleaños de hijos y nietos, ni puedes concurrir al velatorio de tus seres queridos en caso de fallecimiento. La salud de los reclusos se deteriora a pasos agigantados, y todo ello existiendo, como vemos solo de nombre, la presunción de inocencia.
Soy de quienes creemos que los delitos deben ser sancionados de acuerdo con su gravedad y que la utilización de recursos públicos en beneficio personal, familiar o grupal debe tener fuerte castigo, pero ello después del juzgamiento con debido proceso y ejercicio de la defensa, pero no antes.
Se ha llegado al colmo acusatorio de empapelar a la nueva y correcta Fiscal de la Nación, para amedrentar-
la, pues está cumpliendo con su deber investigatorio al presidente de la República.
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