COLUMNA | Rubén Quiroz: "No queremos cazar la noche, Carolina O. Fernández"
Una vela encendida en el desierto (2000) fue un poemario cuya propuesta, incluso icónica, lograba ser una apuesta por la textura reflexiva y de la mejor raigambre del británico modo. Con este libro que reseñamos, la aventura decolonial se poetiza, de la que teóricamente la también profesora de ciencias sociales sanmarquina, es asidua representante.
Esa disolución de los patriarcados, obliga a una toma de posición respecto a las relaciones con el mundo. Eso significa también la decolonización de las palabras: “Célebres muchachas y muchachxs / armadxs de ríos de palabras / exorcizan las heridas incrustadas en el cuerpo”. Entonces, no son los géneros jerarquizados sino el cuestionamiento a toda separación y subordinación. Y ello, tal como el fraseo lírico lo plantea, es una construcción dominadora que hay que combatir. La poesía no debe estar ajena a ello, más bien es imperativo convertirla en trinchera desde el feminismo.
Por lo tanto, es un planteamiento de permanente cuestionamiento a aquello que oprime, que sea un símbolo de poder fabricado para el sojuzgamiento. Así, estamos ante un poemario, que sin perder sus bordes de belleza combativa, es una incisión impecable y luchadora desde los que nos levantamos contra el poder.