Columna | Rubén Quiroz: Lo mejor del teatro para la infancia 2019
Los mejores espectadores del mundo son los niños. Con ellos no hay engaños. Su sinceridad es a prueba de balas y totalmente incorruptible. Se pueden parar de alegría o para irse. Si se aburren, bostezan o prefieren salir de ese lugar, es una señal clara que la puesta no está funcionando. He visto un coro de bostezos sin pudor, también sonrisas y atención concentrada. Ni mucho ni poco. Exacta tiene que ser la obra. Sin caer en populismos o argucias para engatusar infantes. El equilibrio suficiente para educarlos en el teatro. A veces algunos directores confunden el teatro para la infancia con el teatro infantilizado, como si subestimaran al siempre durísimo juez que es el espectador infantil. Veamos quiénes han superado esa valla.
Nuestra gran aventura en las ciencias, de Rocío Limo, es una puesta magnífica tanto por las aspiraciones pedagógicas como las técnicas usadas. Visibiliza a nuestras científicas peruanas y su larga travesía en mundo que les hacía difícil su participación en el conocimiento. Ese es el valor de esta breve historia de la ciencia en las tablas. La versátil Gimena Vartú, inspirada en el texto de Ayuni, provoca la puesta Gato de mercado, dirigido por Willy Gutiérrez, y narra la historia de todos los marginales en metáfora gatuna. En sí misma, es una apuesta ribeyriana, periférica y sumamente divertida. El gozo callejero siempre es intensamente honesto.
El dr. Oinc, dirigida por el experimentado Ismael Contreras, muestra el trabajo en equipo como eje de la convivencia y la importancia del trabajo como forma correcta de ganarse el pan. Con buena música y actuaciones notables, los niños aplauden cada escena. La larguísima maestría de Contreras es puesta al servicio del aprendizaje de valores y la educación a través del teatro. Es uno de los pocos grupos, Palosanto, cuyas puestas son esencialmente dedicada a los niños. El zorrito audaz y el ave voraz, de Celeste Viale, es un homenaje a nuestra selva, sus colores, su alegría impregnada de ritmos e historia milenarias. La mano de Viale y su acostumbrada manera minuciosa de teatralizar han confeccionado una puesta inolvidable. S.O.S Exploradores al Rescate, tiene la frescura e interactividad constante para que los niños, incluso con su intención fuertemente reflexiva, que lo consolida como un modelo interesante de las puestas para la familia. Y, desde los títeres, Máxima, protectora del agua, de Ana Santa Cruz, combinando también el reconocimiento a nuestras heroínas civiles.
Por supuesto hay muchas más que hemos visto bien acompañados de una brillante niña pelirroja. No los detallaré ya que el lector podrá buscarlas por sí. Justamente de eso se trata las obras de este tipo, que combinen una buena historia, contada con cadencia y pasión y que sea una ofrenda incansable para los niños de nuestro país. Sabemos que la educación es liberadora y en el teatro, cada sábado o domingo, como un ritual, uno asiste maravillado de lo que significa hacer teatro para la infancia en el Perú.