01/03/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El Instituto Fraser, una organización no gubernamental asentada en Canadá, de gran prestigio global, y que permanentemente realiza estudios sobre diversas actividades productivas, además de realizar encuestas y dar a conocen anualmente los resultados de ellas, principalmente relacionadas con las facilidades para la inversión, acaba de dar a conocer el resultado del ranking 2019 de competitividad minera.
Entre los resultados de la encuesta se encuentra que el Perú bajó, nada menos que diez puestos en ella y, no se necesitaba haber estudiado cartomancia, ser zahorí ni dotado para predecir el futuro, a fin de prever dicho resultado.
Hemos visto como los excesos burocráticos, los farragosos y larguísimos trámites, las innumerables gestiones necesarias para exigir que cada autoridad cumpla con sus obligaciones, las extensas y frondosas regulaciones socio ambientales, y las cavilaciones interminables de las autoridades para poner cualquier firma o sello en autorizaciones, licencias y concesiones; hagan realmente milagroso que se pueda realizar un nuevo emprendimiento minero.
Los observadores internacionales no son invidentes para no advertir la acción del gobierno peruano de deshojar margaritas para establecer si otorga o no permisos, si da luz verde a nuevas inversiones o ampliaciones, si se deja o no intimidar por los anti mineros que accionan para que perdure la pobreza antes que el desarrollo nacional. Todo esto tiene que haberlo visto el Instituto Fraser, con el pésimo resultado al que nos estamos refiriendo.
Evidentemente que también debe influir la actitud permisiva demostrada por el gobierno nacional ante los antisociales, que no desean la prosperidad del país ni que se reduzca la pobreza. La falta de respuesta oportuna y severa del Estado, para enfrentar la conflictividad social artificial, y sus idas y venidas en temas como Bambas, Tía María y otras, desmotivan a nuevos inversionistas.
El Perú es un país minero y como tal debería sacarle provecho a lo que la naturaleza nos ha dado con gran generosidad. No dejaremos de recordar que somos el único país del mundo, que nos cruza de norte a sur, una cordillera, no con un ramal, sino con tres, llena de riqueza minera, metálica y no metálica, que estamos dejando de explorar y explotar, pese al interés de muchos inversionistas, por la actitud débil de un Estado que ni siquiera ha sido capaz de actuar como facilitador o conciliador entre las comunidades y poblaciones con las empresas mineras.
La información proporcionada por el Instituto Fraser, a la cual nos hemos referido, lo ha sido en días previos al inicio de la gran conferencia mundial sobre minería, la cual se realiza regular y periódicamente en Toronto. A la conferencia, usualmente asisten los inversionistas mineros más importantes del mundo y en donde reciben los requerimientos de capitales, dándose a conocer las características de los proyectos mineros, así como los rangos de posibles utilidades. También concurren muchísimas autoridades públicas de los países con potencial metalúrgico, en el ánimo de generar corrientes de simpatía para los emprendimientos en proyección.
Ante la situación expuesta, francamente no sé con qué cara nuestras autoridades podrán ayudar en la gestión de inversiones si al interior del país hacen todo lo contrario para la acción promocional a la que están obligados.