Piden que ningún niño, niña y adolescente en situación de vulnerabilidad se quede fuera de la escuela
En el Perú, más de 8 millones de personas en edad escolar asisten a algún centro educativo (73%). Sin embargo, más del 26% de niños, niñas y adolescentes de este grupo no reciben escolaridad (lo que representa más de 2 millones) . Esto demuestra que aún queda mucho para hacer realidad la educación inclusiva, la cual reconoce que todas las niñas, niños y adolescentes con discapacidad, en situación de vulnerabilidad o cualquier otra condición, tienen derecho a crecer y a aprender junto a sus compañeros, en espacios seguros y en igualdad de oportunidades.
Ante esta realidad, la Sociedad Peruana de Síndrome de Down, junto a la Coalición por el Derecho a una Educación Inclusiva y organizaciones aliadas como la Red Regional por la Educación Inclusiva RREI y Aliados por la Inclusión impulsan la campaña #EducaciónInclusiva, apostemos por una escuela para todos.
Esta iniciativa está alineada a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y a la Ley N° 30797 que promueven la Educación Inclusiva en nuestro país. Esta última señala que los colegios privados y públicos tienen la obligación de recibir a todos los estudiantes, con las condiciones pertinentes para que el aprendizaje sea significativo y accesible a todos. Sin embargo, en la práctica, ingresar a la escuela y aprender sigue siendo un reto y una lucha para muchos.
¿Qué busca esta campaña?
En un principio, que el sistema educativo se enfoque en las barreras que la escuela presenta y no se centre en las dificultades y condiciones de los estudiantes. Como parte de los escolares con mayor riesgo de ser excluidos del sistema, se encuentran aquellos con discapacidad (física, sensorial, intelectual o psicosocial), los que presentan una condición neurobiológica (trastorno de déficit de atención y/o hiperactividad o trastorno del espectro autista), con talento, superdotación, o que presentan diferencias idiomáticas, de género o en la procedencia social, cultural y económica. Es necesario comprender que la diversidad de estudiantes suma al aprendizaje y contribuye a una sociedad basada en valores inclusivos de colaboración y cooperación.
Además, se propone que el presupuesto destinado para la educación inclusiva, que actualmente es asignado a la Dirección de Educación Especial, se traslade a la Dirección de Educación Regular. De esta manera se podría contar con un mayor presupuesto para fortalecer la educación inclusiva a nivel nacional en las escuelas regulares, potenciando la formación de los docentes desde el inicio con un enfoque inclusivo, y equipando a las escuelas para que reciban con calidad a la diversidad de estudiantes.
Beatriz Duda, presidenta de la Asociación Peruana de Déficit de Atención señala que “la educación inclusiva es la que atiende la diversidad de necesidades que presentan los estudiantes. Esto quiere decir que es necesario tener una mirada humanista de la educación, en la que prime el respeto al otro; así como flexibilidad y creatividad para implementar los cambios necesarios tanto en contenidos como en estrategias de aprendizaje”.
En esa línea, Pablo Gómez, presidente de la Sociedad Peruana de Síndrome de Down subraya que “este proceso debe ir transformando el sistema educativo y en general el sistema social. De esta forma alcanzaremos y recuperaremos valores fundamentales para el país, como la cooperación y la tolerancia, los cuales son claves para el desarrollo. La escuela debe convertirse en el eje transformador de la sociedad”.
Coco y Nico: personajes símbolos de la iniciativa
Esta iniciativa tiene como protagonistas a dos personajes: Coco y Nico, quienes son un gato y un oso, respectivamente. Representan a dos niños muy amigos, que son diferentes, y que se ven obligados a separarse por la exclusión que atraviesa uno de ellos en la escuela. Ambos simbolizan la diversidad del mundo y de manera didáctica demuestran cómo precisamente las diferencias nos pueden unir.