07/12/2018 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
Le han dado en la yema del gusto. Le pusieron el balón en tiro penal. Le cayó la jugada como anillo al dedo. Como pedrada en ojo tuerto. Los discriminadores dirían “no hay sin suerte”. La verdad es que Vizcarra estaba a punto de terminar el año cortando rabo y orejas en esta corrida con lo más duro de la política nacional. Tremendo toro el fujiaprismo. Bravo. De embestidas duras. De cuernos afilados. Pregúntenle a PPK. Martín Vizcarra resistió las embestidas, paró en seco, tiró cintura una y más veces, se paseó con la bestia y gustó a la tribuna, tanto que desde todos lados el grito fue unánime: ¡cierre el Congreso! Más ¡olé! no puede haber.
Pero, siempre hay un pero, casi al cierre del año una resbalada imperdonable termina favoreciendo al ejemplar más duro de la tarde. Alan García, dos veces presidente del Perú, viejo político, ducho en las maniobras, experto en los avatares del discurso tremendista, mago de las figuras ciertas e inciertas tiene hoy entre sus manos una operación de inteligencia con dudosa reputación. Justo lo que le faltaba. Exactamente lo que pedía a gritos. Le acaban de armar el muñeco entero para la persecución que hasta ahora existía solo en sus delirios. Un vehículo con equipos aparentemente sofisticados, desconocidos para el común de la gente, da margen a Jorge del Castillo, Erasmo Reyna, Mauricio Mulder y otros del coro aprista, para gritar a los 4 vientos: Marín Vizcarra persigue a Alan García. Son dos días repitiendo lo mismo.
Faltaba la imagen regalada la noche del miércoles. Vehículo oficial con equipos electrónicos, antenas, switcher, consola de audio, audífonos, placa de prensa falsa, policías dentro, laptop desaparecida. Como diría el Chavo del 8, ¡qué bruto! ¡Póngale cero de nota! La pregunta es, ¿a quién? ¿Quién fue el inteligente? ¿Qué mente limitada pudo parir una idea tan extraordinariamente estúpida? El ministro Carlos Morán dio todas las explicaciones posibles. Ninguna convenció. No sobre si hay chuponeo o no, sino sobre la pertinencia, la inteligencia, el sentido, la razón, lo estratégico del operativo. Cero de nota.
García y varios de sus compañeros tienen maestría en sembrar dudas y le dieron historia rica en argumento a su favor. Duro trabajo para César Villanueva y más duro trabajo para Martín Vizcarra guerrear con los escribidores de la mayor ficción política vivida en el país. Tienen, sin embargo, a la mano un arma de gran ayuda: el descrédito de estos escribidores. Han mentido tanto. Han tirado al suelo el valor de la palabra que es posible no muevan un ápice el nivel de rechazo de la opinión pública hacia ellos. Para suerte del Ejecutivo se viene semana de representación en el Congreso y ahí mismo acaba la legislatura, se viene Navidad y Año Nuevo, quizá eso salve la interpelación y la censura. Solo digo quizá. No olviden que el año pasado en Navidad se sazonaba a PPK para el horno de la vacancia. Veremos.