07/01/2019 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
El aprismo siempre fue desde su creación en México (1924) y su fundación en el Perú (1930) una opción de izquierda revolucionaria que en representación del frente único de clases oprimidas y explotadas se planteó la transformación estructural de la economía, la sociedad y la política para hacer una sociedad justa de pan con libertad. Desde sus orígenes los apristas lucharon contra los grandes explotadores nacionales (terratenientes, oligarcas, burgueses) y los grandes expoliadores internacionales capitalistas (ingleses y norteamericanos) y comunistas (soviético y chino). Combatieron todas las formas dictatoriales y tiránicas que las expresaron; por lo que gran parte de su vida institucional estuvo el partido proscripto y al margen de la ley. Sus militantes perseguidos, presos, desterrados o asesinados.
En tanto, parte importante de las izquierdas peruanas subsidiarias del comunismo soviético, primero, y luego del comunismo chino y castrista, combatieron al Partido del Pueblo en todas sus expresiones, porque siempre consideraron que éramos un peligro para que pudieran ganarse el favor popular. Para ello, no tuvieron asco de apoyar a cualquier régimen nefasto con tal de ganar posiciones y dañar al Apra. Por eso, estuvieron siempre ocupando posiciones de poder en todos los gobiernos civiles o militares. Siempre encontraron una justificación para ello. Sobre todo, la de “vivir bien” y combatir al aprismo. Incluso en el gobierno dictatorial de Fujimori y hasta en el mismo “gobierno aprista” ocuparon ministerios y cargos públicos.
El fujimorismo no es un partido que tenga pensamiento ideológico, lineamientos políticos o propuesta programática. No. Es un movimiento espontáneo. Una corriente de opinión. Ni siquiera una organización. Menos una conducción. Como ha quedado demostrado en los últimos tiempos y días en que se ha desmoronado en forma acelerada. El régimen encabezado por su fundador fue una dictadura corrupta y criminal que la combatimos entonces en todos los frentes de lucha. Por tanto, no hay ninguna forma de parentesco o de asociación de ninguna naturaleza entre el aprismo y el fujimorismo que algunos quieren endilgar. Más bien las asociaciones están más cercanas con los caviares y liberales que fueron sus socios gubernamentales y demás.
Las coincidencias coyunturales que hayan tenido en el Congreso algunos representantes apristas con algunos fujimoristas son tantos propios de la dinámica parlamentaria como de repente de los intereses particulares de las partes. Pero el aprismo como doctrina y como práctica no tiene nada que ver con el fujimorismo de ayer o de hoy. No hay nada que nos una. Más bien todo nos separa. Como tampoco tenemos nada que ver con los comunistas rojos o con los socialistas caviares que están aliados con los grandes empresarios socios de Odebrecht y con los propietarios de los medios de comunicación concentrados y que están gobernando el país.
