OPINIÓN| Salud: entre la promesa y la realidad por Carlos Bazán
Al asumir el mando PPK en julio de 2016, uno de los aspectos que más impactó fue el compromiso que hiciera de un pacto por la salud que rompiera con las inequidades existentes históricamente y que nos llevara a avanzar en la tan ansiada “Salud Para Todos” de Alma Ata 1978, los intentos del Aseguramiento Universal y el Reforzamiento del Primer Nivel de Atención en los que actualmente nos enfrascamos. Su pésimo gobierno y los problemas conocidos de corrupción terminaron con su renuncia y detuvieron todas estas buenas intenciones. Investido Martín Vizcarra, insistió en su primer mensaje a la Nación en las mismas intenciones y cuando César Villanueva, el presidente del Consejo Ministros de su iniciado régimen, en su presentación ante el Congreso de la República, resaltó la dirección y prioridades de la política de salud del gobierno, recibió el voto de confianza del Parlamento nacional. Los temas que señaló como prioritarios se basaban en experiencias de casi todas las gestiones en salud de las últimas dos décadas. De estas rescatemos las que merecieron mayor realce, como el luchar contra la anemia y la reforma del sector.
Se marcó como meta reducir la prevalencia de anemia en niños menores de tres años y en mujeres gestantes con el compromiso de reducirla de la actual prevalencia de 43% para bajarla a 19% en el 2021. Si bien es cierto se habían conseguido logros en reducirla, a partir del 2012 vuelve a recrudecer en forma impactante para llegar a las inquietantes niveles actuales. Es que las estrategias y acciones en ese lapso no fueron las adecuadas. Un último informe de la Defensoría del Pueblo es alarmante, ya que de la revisión de 21 planes regionales de lucha contra la anemia, el 81% de ellos no vislumbraban estrategias adecuadas a su realidad territorial, el 52% no había identificado a su población objetivo y el 76% no tenía un sistema adecuado de seguimiento y monitoreo de sus acciones. A esto se sumó que miles de micronutrientes a distribuir tenían fecha vencida o por vencer, falta de insumos y también de capacitación del recurso humano inmerso en el tema. Enorme tarea por delante para lograr superar estas barreras. Una recomendación podría ser el focalizar las acciones para prevenir la anemia en las seis redes integradas que el Minsa ha priorizado y efectuar las mediciones en un mínimo de seis meses como un control de si se está llevando el tema en la dirección correcta.
En cuanto a la Reforma de la Salud, se reestructura el sistema de salud para convertirlo en Redes Integradas de Establecimientos de Salud en seis lugares, La Libertad, Huancavelica, Loreto, San Martín y Lima Norte y Sur, antes de fin de año, cuyos primeros pasos ya se han dado. La propuesta de la atención integral, el “Modelo de Atención Integral de Salud” (MAIS) y las redes integradas ya se han aplicado en el Perú, aunque no funcionaron. Fue demasiado normativo y poco operacional, se debió ser más objetivo en la mirada a nuestro ambiente físico y social dentro de nuestra geografía compleja. Es sobre la base de estos aspectos que debemos aprender de nuestros errores del pasado, atender a lo simple como mejorar las redes actuales, utilizar la cooperación internacional y marcar muy bien los grupos atendibles como los niños, las mujeres y los adultos mayores.