18/12/2018 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
La última encuesta de Ipsos Apoyo revela que el Perú votó el 9 de diciembre en apoyo al presidente Vizcarra (33%), en rechazo a los congresistas de oposición -léase fujialanistas y otros- (25%) y pensando en que debían hacerse cambios o no en la Constitución (23%). En total el 81% sufragó en respaldo a las reformas y contra la corrupción, es decir, por cambios.
Lo anterior reafirma que la mayoría de la gente sí tenía claro el sentido de su voto. El resultado muestra que en la primera pregunta (Junta Nacional de Justicia) hubo un amplio consenso en decir basta ya a los “hermanitos”; en la segunda, que había que regular el financiamiento privado de partidos políticos y campañas electorales para evitar el dinero mal habido del narcotráfico; en la tercera, que debía prohibirse la reelección inmediata de los congresistas, debido a su muy deficiente gestión y a su vinculación con la corrupción; y en la cuarta, que no debería hacerse una reelección tramposa.
El último mensaje del Presidente Vizcarra destacó que lo esencial es mirar hacia adelante construyendo una agenda común al bicentenario; precisó que el consenso principal debe ser Estado-sociedad civil. Esto no significa dejar de lado los necesarios acuerdos básicos referidos a la Junta Nacional de Justicia entre el Gobierno Nacional y un Congreso, que tercamente sigue de espaldas a la población, sin representarla y sin ejercer una efectiva función fiscalizadora contra la corrupción; y con el sector privado, en temas referidos a competitividad y productividad, en nombre de las cuales sería inadmisible desconocer o limitar los derechos de los trabajadores.
Es menester que la agenda consensuada se oriente hacia nuevas reformas, como el caso del retiro -o por lo menos una férrea regulación- de la inmunidad parlamentaria; un verdadero sistema de partidos que facilite dejar atrás que caigamos en más de lo mismo; y que a través de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias se fortalezca la participación ciudadana, dando curso a la renovación de líderes.Pero las reformas no pueden reducirse a lo político; es indispensable incluir la temática del desarrollo humano. Si buscamos dar un salto cualitativo como país, por ejemplo, no podemos proseguir con una educación con fines de lucro, como la establecida por el D.L. N° 882 (Fujimori, 1996) sino que lo primordial es priorizar la educación pública; y corresponde a la atención primaria ser la base en la reforma de la salud y no ser la última rueda del coche.
El gran mensaje del 9 de diciembre es que, de cara al bicentenario, necesitamos más reformas para que la gente tenga más derechos, a fin de que 200 años después seamos una República de ciudadanos y no una caricatura; para que el clamor de justicia interactúe con la libertad y la igualdad. Entonces, cae por su propio peso la urgencia del pacto Social constituyente.