21/12/2018 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
Para aquellos que hemos pedido a este 2018 que nos sorprenda, vaya que lo hizo con creces, al poner bajo la guillotina de la justicia a todos los expresidentes del país de los últimos 20 años, algo que jamás se ha visto a lo largo de nuestros 197 años de vida republicana, tan golpeada por los militares y dictadores, pero no tanto como la corrupción de estos tiempos.Y a medida que nos acercamos al 2019, pareciera que no hace falta pedirle que nos sorprenda. Desde ya nos encontramos preparando la canchita para -desde una butaca preferencial- conocer la avalancha de nombres de políticos que participaron en la red criminal de corrupción más grande de Latinoamérica, que podría terminar marcando otro hito histórico con más de un pez gordo enjaulado por la justicia que se abre paso en medio de la impunidad.
“Pregúntale a Barata”, ha sido la expresión más recurrente que escuchó el grupo de fiscales peruanos del equipo especial Lava Jato durante los interrogatorios a Marcelo Odebrecht en Brasil. Y, con Rafael Vela a la cabeza, ha llegado la hora de preguntarle por aquello que aún se resiste a contar; sin embargo, se tendrá que hilvanar con mucha sutileza cada estrategia creada en un pizarrón, para lograr la confesión de todos los demás ex ejecutivos de la constructora que participaron de los pagos de coimas y sobornos. Nombres. Montos. Ruta del dinero. Pruebas. Son detalles que están próximos a ser revelados y han puesto nervioso a más de un expresidente.
Pero volvamos al caso de Jorge Barata, el anfitrión de la fiesta privada que Odebrecht organizó en Lima, en la que participó Alan García junto a dos de sus exfuncionarios encarcelados por la recepción de la coima por el contrato del Metro de Lima, y por el que la constructora pagó 24 millones de dólares bajo la mesa, 14 de los cuales habrían ido a manos de un prominente personaje del segundo gobierno aprista, aún por identificar, pero que “Barata lo sabe”, insistió en su testimonio Carlos Nostre, también partícipe de la irregular licitación ferroviaria con la 10 millones de la coima total.
Entonces no nos detengamos en un absurdo debate por el monto de cuántos millones pagará la constructora brasileña como indemnización al Perú. No nos absorbamos la vida pidiendo que no participen más de cualquier licitación, antes, estemos más preocupados por las pruebas que se tendrá desde enero próximo, para traer abajo ¡al fin! todo el sistema de corrupción montado desde Palacio de Gobierno por cada uno de los expresidentes que pasaron de la “chela” a la etiqueta azul, de la camisa de mercado comunal a la de alta costura europea y de los discursos de plazas a las costosísimas conferencias. Eso será el inicio de la expectoración de los corruptos de la política peruana y será nuestra más grande ganancia.