OPINIÓN| Pedro Paredes: ¡Bye, bye, Chávarry!

Pedro Chávarry pudo haber terminado sin sobresaltos el 2018, pero prefirió incendiar la pradera y amanecer quemado el 2019. Someterse a las presiones políticas a cambio de protección desde el Congreso de la República, nos dice que tenerlo al frente de la lucha contra la corrupción, es como confiarle a “Gringasho” la estrategia contra la criminalidad, que buscará siempre beneficiar a sus compinches.

El aún Fiscal de la Nación no debe esperar que le muestren la puerta de salida, debe valorar el escaso respeto que aún unos cuántos le mantienen. Sus vecinos lo quieren fuera de su residencial. Los fiscales de menor jerarquía se le sublevaron. Sus aliados políticos lo han desamparado. Keiko Fujimori cambió la orden de darle protección por la de apoyar la reforma del Ministerio Público. Es decir, ya nadie piensa quemarse por él.

Chávarry debe recoger sus cosas, guardarlas en una caja, abrir la puerta y cerrarla tras él. Tomar su auto e ir a sus cuarteles de invierno. Le hará muy bien, mucho más al país que hoy anda levantado en un solo puño exigiendo su salida al grito de “¡Fuera Chávarry!”. Ya no importa si dio marcha atrás en su decisión de desarmar el equipo especial Lava Jato, su permanencia le hace más daño a la fracturada institucionalidad del Ministerio Público, usado tantas veces como burdel por mafiosos que pregonan inocencia o son limpiados, gracias a fiscales como él.

Que el presidente Vizcarra goce de gran respaldo por haber presentado un proyecto de ley para que pueda ser sacado de su cargo, es el reflejo de la real dimensión del repudio creciente contra su imagen. Hoy, la sola mención de su apellido, es tan ofensivo como que te llamen “fujimorista”, y pueden reventarte la cara con más cachetadas que las proferidas por Rafael Rey.

Que los peruanos nos estemos autoconvocando para una movilización nacional, que en Cusco anuncien una huelga indefinida, lo mismo que en Puno, debe ser más que suficiente para que al

-insisto- aún Fiscal de la Nación le quede claro que mejor es dejar la institución por las buenas, renunciando con alguito de decencia, evitando la vergüenza de ser sacado por las malas del Ministerio Público, donde no debió asumir función alguna tras descubrirse sus vinculaciones con integrantes de 'Los Cuellos Blancos del Puerto', banda de la que él sería uno de los cabecillas, según la denuncia de fiscales de su propia institución.