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OPINIÓN| Martín Belaunde Moreyra: El porvenir de Luis Castañeda

No puedo dejar de mirar los dos últimos puentes construidos en las postrimerías de la gestión de Luis Castañeda.
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28-12-2018

Cuando paso por la Vía Expresa, en el tramo de Miraflores, no puedo dejar de mirar los dos últimos puentes construidos en las postrimerías de la gestión de Luis Castañeda. No sé qué es lo que más me llama la atención, la dimensión de sus arcos o su color amarillo. Estéticamente ninguno de esos aspectos me satisface. Sin embargo en los puentes, la belleza siendo importante, no es lo primordial. Lo fundamental es que los puentes funcionen bien desde el punto de vista de la fluidez del tránsito y de su solidez de manera, que resistan el peso vehicular que pasa por ellos y los sismos que puedan ocurrir en Lima.

Esos son los aspectos fundamentales a tener en cuenta y por los cuales tales puentes serán juzgados y recordados. De la misma manera que el puente peatonal, también de color amarillo, sobre el río Rímac, que se desmoronó por la crecida de las aguas a raíz del fenómeno El Niño. La destrucción de ese puente, que de otro lado, ha dejado aislado un sector del distrito del Rímac, ha sido un factor principalísimo en la caída de la popularidad de Castañeda, que termina su gestión edilicia con una desaprobación del 76% versus una aprobación del 80%, que alcanzó el 2010 cuando iniciaba su campaña presidencial para las elecciones generales del 2011.

En estos momentos, el alcalde Castañeda es un hombre impopular en Lima. No sabemos si ese estado de ánimo contra su persona amainará o se incrementará. Eso depende de muchos factores, en especial de cómo se valoren las muchas obras de infraestructura que ha construido en su tercera gestión, pero que desafortunadamente no ha logrado culminar. La inauguración de esas obras, si en efecto se realizan, depende de la futura administración del alcalde Muñoz.

La tercera gestión Castañeda puede ser calificada como de las obras inconclusas. Solo escapan de esa calificación el túnel con las vías de ida y vuelta a San Juan de Lurigancho, una estupenda obra, y el by-pass de 28 de Julio con la Avenida Arequipa, que en mi opinión funciona adecuadamente. Sin embargo tiene varios otros problemas muy serios que son las obras a medio terminar frente al Jockey Club y a lo largo de la Carretera Panamericana Sur en las intersecciones con las avenidas Angamos y Benavides. Esas obras a medio hacer son su talón de Aquiles y podrían causarle enorme daño.

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