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Opinión I Miguel Humberto Aguirre: "Y las casas geriátricas"

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23-04-2020

¿Hay algún balance?, ¿Algún documento señalando cuántos son los albergues para los ancianos que viven en el Perú?. Sabemos realmente dónde llegan nuestros familiares cuando se recurre a ellos. ¿Sabemos dónde y cuándo vamos a tomar ese destino?

Los ancianos viven una situación especial. Todos quieren cuidarlos. Apoyarlos. Servirlos pero, cada caso, es una situación especial. Hemos tenido la oportunidad, por diferentes razones, de conocer casos y casos.

Los alberges para la tercera edad no son, casi siempre, verdaderos palacios. Carecen de muchas cosas necesarias para hacer, de la vida, una razón de vivir. Sumemos a ello que muchos de nuestra generación son abandonados. Olvidados por los de más allá de la casa para ancianos.

Una gran mayoría de los habitantes de estas casas albergues para abuelos comparten, para muchos de sus habitantes, con doña “soledad”. Cuando la soledad comienza trabajar, a dominar terreno todos los seres humanos nos vamos disminuyendo. Perdiendo en un más allá desconocido y nos acongojamos.

La soledad nos angustia. Muchas veces se cruza con la tristeza. Con el abandono. Se transforma en personal pero llega, por sentimiento, a quienes nos rodean. A quienes siempre tienen una mano estirada, para aquel o aquella que solo habla con él o ella.

Una pregunta a la gente de Gobierno, a los funcionarios de Salud, hay un control sobre los albergues, cualquier abuelo, “tío”,como nos dicen, puede tener la seguridad que, llegando a cualquier casa de albergue, podrá encontrar la compañía y atenciones buscadas. Que ambición.

En varios países del continente, las autoridades han buscado, para los adultos mayores, las casas albergues, una sola impresión: “no están capacitadas”. Y no están capacitadas porque muchos son verdaderos negocios. Las municipalidades mucho tienen que ver. Que no nos encuentre mirando la luna. Ojo a las casas geriátricas.