OPINIÓN| Fermín Silva: El pueblo no sabe para quién trabaja

La renuncia de Pedro Pablo Kuczynski Godard a la Presidencia del Perú por actos de corrupción con Odebrecht origina la crisis política más grande del Perú en los últimos años; Martín Alberto Vizcarra Cornejo asume así el Poder Ejecutivo con un discurso apurado por las circunstancias, donde plantea como principal eje de su gestión la lucha contra la corrupción; mientras esto sucedía, en el Callao se llevaba a cabo una investigación policial de narcotráfico, interviniendo las comunicaciones de todos los sospechosos, descubriendo sin planearlo ni imaginarlo una megarred de corrupción que involucra a congresistas, jueces, fiscales, empresarios corruptos y miembros del CNM. Este escándalo originó la renuncia del presidente del Poder Judicial, el Dr. Duberlí Rodríguez Tineo, el ministro de Justicia, Dr. Salvador Heresi Chicoma y constantes marchas sociales en todo el país exigiendo que se vayan todos y reclamando reformas institucionales y constitucionales, indignados por la corrupción y por los jueces que absolvían a violadores de niños.

Ante esta situación el presidente plantea al Congreso cuatro cambios constitucionales vía referéndum, aprobándose el 9 de diciembre de 2018, con más del 85% de los votos, que el Ejecutivo tenga injerencia en el nombramiento de jueces y fiscales. La población indignada, decepcionada, con buena fe y de corazón apoya supuestamente a los honestos que luchan contra la corrupción (el pueblo no sabe para quién trabaja) como es el caso del trabajo mediático de los fiscales Rafael Vela, José Domingo Pérez y el juez Concepción Carhuancho que lleva a la cárcel al expresidente Ollanta Humala, Nadine Heredia y a Keiko Fujimori ; el fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, saca del cargo a estos dos fiscales horas antes del Año Nuevo, ante este acontecimiento, el pueblo peruano se movilizó, se olvidaron de los festejos de fin de año y salieron a las calles exigiendo la reposición de los fiscales y la renuncia del fiscal de la Nación, se corrige el error y se ratifica a los dos fiscales y Pedro Chávarry se aferra al cargo, por las diferencias expresas entre los fiscales y por la historia de la corrupción en el Perú, la lucha no es entre honestos y deshonestos, la lucha es entre el poder político, el poder económico corrupto, la izquierda caviar y la mayoría del Congreso que quiere el control del Ministerio Público y el Poder Judicial para usarlos como herramientas de presión a los sectores que dificultan capturar el aparato público para beneficiarse de sus recursos. El Poder Ejecutivo plantea al Congreso un proyecto de ley para declarar en reorganización al Ministerio Público.

Creo que debemos apostar por la institucionalidad como mecanismo de control y equilibrio de poderes para consolidar nuestra democracia, porque el problema fundamentalmente no está en la Constitución y las leyes, el problema está en las personas, de esta manera si hay una crisis institucional como atraviesa el Ministerio Público, no debe justificar la injerencia política, si no se debe usar los mecanismos de acuerdo a las normas para resolver sus problemas, dentro de su autonomía.