05/12/2018 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
“No sabíamos qué nos esperaba mañana. No teníamos nada seguro.” relata Percy Barreda, uno de los chicos de “Generación”, cuando recuerda los días y las noches que vivió en la calle.Por su parte, Eddie Loayza dice que esa experiencia “es pasar hambre, frío, muchas cosas, tener riesgos de drogas, violaciones. Algunos salen adelante, gracias a Dios, pero otros no.”Por fin, José Antonio Dioses es más conciso y temible: “Un día podíamos estar vivos. Otro día, muertos”.Al comenzar diciembre de 2018, los acabo de escuchar. Su voz es prueba de que algo feroz está ocurriendo en el Perú. Es testimonio además de que la corrupción, aunque no lo crea el presidente del Banco Central de Reserva, sí causa daños a la economía y a los niños del Perú.Según las estadísticas del censo, nuestro país tiene cerca de 30 millones de habitantes. De ellos, 7 millones son niños. El 39.4 por ciento de ellos proviene de hogares en extrema miseria. Algunos permanecen en casa, otros salen empujados por la miseria y la violencia, van a las calles decenas de miles para guarecerse en casas abandonadas, calles en ruinas y otros refugios colectivos.
De allí proceden Percy, Eddie y José Antonio. Es increíble cómo nuestra sociedad ha llegado a una situación de sordera colectiva tan grande que no puede escuchar estos verdaderos alaridos prorrumpidos por niños.Quien sí los escuchó fue Lucy Borja. Hace 30 años, fundó una casa de acogida llamada “Generación”.La casa de acogida tenía tres sedes, la primera ubicada en Magdalena del Mar, la segunda en el Rímac; y la tercera en San Miguel (con una panadería y pastelería). Lo importante es entender que esas casas no eran cárceles ni reformatorios. Por el contrario, eran y son espacios con las puertas abiertas donde primaba la libertad.Más todavía, acaban de publicar un libro de creación colectiva llamado “Un día podíamos estar vivos. Otro día, muertos”. Lucy, Juan Enrique Bazán y Nancy Madrid han sido mayormente diseñadores y editores. Los autores son los niños.Tal vez Lucy Borja pensó que estaba con sus niños propios o con sus hermanos cuando decidió ser una entre ellos, y no la conductora ni la guardiana. Su intervención consistió siempre en lograr que el niño asumiera su identidad como trabajador con un proyecto de vida también propio. Por eso, “Generación” ha podido cumplir 30 años.
