OPINIÓN| Carlos Bazán: Ética e inclusión social
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social, por tanto, para llegar a la inclusión social, primero debemos desterrar los más importantes factores que generan precisamente lo inverso, es decir la exclusión social que incluyen deficiencias económicas, sociales y políticas como son el desempleo o la inseguridad en sí mismo, la ruptura de lazos familiares, la marginación social o el deterioro de la salud hasta la carencia de poder con marcada ausencia de participación política y escasa representatividad.
Una adecuada inclusión social debe superar barreras económicas, geográficas, laborales y de suministro de servicios, debiendo referirnos a la capacidad adquisitiva del individuo o su familia para solventar los gastos que requiere la atención de su salud o la tenencia de un seguro de salud, es decir, problemas de financiamiento por parte del individuo para atender su demanda de servicios de salud, no debiendo tener obstáculos para acceder en forma oportuna a los mismos por localización. Todavía subsisten incompatibilidades entre la estructura del mercado laboral y los modelos de seguridad social y, por último, el adecuado suministro de agua potable, desagüe y electricidad en la vivienda.
Es perentorio poner en marcha para una inclusión social sólidos mecanismos de protección social, mediante el Régimen de aseguramiento de la Seguridad Social en salud, el SIS, los Seguros Privados, los que tienen grandes limitaciones para ampliar su cobertura, exceptuando al SIS para los más pobres, mecanismos que a lo largo de la historia han virado desde la Caridad, pasando por la Beneficencia a la Asistencia Social para llegar mediante la Revolución Industrial al Seguro Social que conocemos sobre la base de la Solidaridad, la Justicia Comunitaria para llegar al Derecho Humano del Estado de Bienestar. Por tanto la Seguridad Social es un ideal de Justicia Social, debe ser considerado como un Derecho Humano Inalienable con justicia distributiva y universal, que indefectiblemente debe cubrir la enfermedad, la Maternidad, amparar la vejez a los dependientes, la invalidez y dar protección al desocupado con financiamiento de servicio público, impuestos dirigidos sobre las premisas de Igualdad y Universalidad.
Hemos tenido muchos intentos de Acciones de Salud e Inclusión Social en el Perú, desde los Rijcharis de Manuel Núñez Butrón en Puno, el Servicio Cívico Fluvial del Amazonas del presidente Belaunde en su Primer Gobierno, la introducción de la Atención Primaria de la Salud en 1978, la Reforma de los 90 y la Ley del Aseguramiento Universal, la Reforma del Estado y el Consenso de Washington. Seguimos bregando para reforzar el Primer Nivel de Atención para una acción solvente preventivo promocional, llegar a tener agua potable y desagüe para el 100% de los peruanos, una verdadera medicina ocupacional, la eliminación de vicios sociales muy marcados en nuestra población y lograr la tan esperada correlación del Financiamiento con la Eficiencia. Persistiremos en esa lucha que finalmente nos haga llegar a la meta la Inclusión Total.