OPINIÓN|Martín Belaunde Moreyra: Los límites del poder
Escribo el presente artículo al día siguiente de conocer los resultados definitivos de las elecciones de mitad de término en los Estados Unidos. Las encuestas indicaban que el Partido Demócrata recuperará el control de la Cámara de Representantes, como en efecto así ha ocurrido, mientras que los republicanos mantendrán e incluso aumentarán su mayoría en el Senado, lo que también ha pasado. ¿Podrán tales resultados convertirse en una suerte de espaldarazo a las políticas de Trump o por el contrario interpretarse como una censura a su manera de gobernar?
Trump utiliza la exageración permanente como una herramienta de poder, sea para infundir temor o levantar el odio. Nunca un político norteamericano en los últimos 50 años ha azuzado tanto el enfrentamiento racial y las diferencias étnicas como él. Lo cual no quiere que sus predecesores fueran hombres santos o profetas bíblicos, simplemente se manejaban dentro de cánones de mayor prudencia conforme a las normas seculares prevalecientes en los Estados Unidos.
No existen señales para pensar que el presidente Eisenhower fuera un partidario decidido de la desegregración escolar en el sur de los Estados Unidos. Sin embargo nunca dijo en público una palabra en contra del fallo de la Corte Suprema que la consagró en 1954, precisamente bajo el liderazgo de la persona nombrada por él para dirigirla. Y en 1957 intervino militarmente en el estado de Arkansas cuando su gobernador se puso fuera de la ley para impedirla. Su sentido de legalidad y de respeto a la Constitución lo empujó a tomar esa medida, más allá de sus opiniones personales acerca del tema de la segregación racial en las escuelas.
El presidente Trump ha ordenado el desplazamiento de 15,000 soldados del ejército de su país para impedir el ingreso de la marcha de inmigrantes ilegales provenientes de la América Central. Cualquier país tiene derecho a frustrar la penetración de invasores voluntarios como sería el caso de esta oleada migratoria. Sin duda me llama la atención que el saliente gobierno mexicano no haga nada para prevenir un desenlace violento, aunque quizás tome alguna medida cuando los migrantes se acerquen a la frontera con los Estados Unidos. Ello no obstante desplazar a 15,000 soldados para luchar contra presuntos invasores desprovistos de armas resulta excesivo y podría terminar en un baño de sangre. En realidad, todo en Trump es desmesurado desde sus elogios hasta sus diatribas. De ahí la necesidad urgente que el Partido Demócrata recupere el control de la Cámara baja a fin de consolidar un nuevo equilibrio de poder.