"Me dijeron que me iban a quemar en la plaza": el testimonio de una de las mujeres torturadas por rondas campesinas
En diálogo con Exitosa, Octavia Campos, una de las mujeres que fue acusada de brujería por las rondas campesinas del distrito de Chillia, en la provincia de Pataz (La Libertad), detalló los castigos que recibió durante los días que estuvo retenida por los ronderos.
"Ellos me castigaban para que declare y diga lo que había hecho. Yo les dije que no, no y no, pero peor me acusaban. Me dijeron que si yo no me declaraba culpable me iban a quemar en la plaza pública; yo tenía temor", dijo la mujer de 60 años durante la emisión de Informamos y Opinamos.
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La señora Octavia relató que, en un primer momento, fue sometida a una cadena ronderil, en donde recibió látigos y golpes de parte de ronderos de varios anexos de la zona de Pataz.
"Me llevaron al alto y me pegaban con los látigos que tienen, ellos le dicen binza. Ahí no me desnudaron, pero luego en otra zona me quitaron mi ropa y todos me pegaban. Luego, me hicieron que me ponga mi ropa y me colgaron de mis brazos, con las manos para atrás, en las vigas, en otro local", añadió.
La mujer indicó que, tras ser torturada, los ronderos también la amenazaron con acabar con su vida.
"Me amenazaron de muerte, me dijeron que me iban a matar", lamentó al recordar que en local se encontraban sujetos que se apellidaban Morales y Domínguez, así como otros hombres llamados Ricardo Castañeda y Manuel Quijano, este último identificado como presidente de las rondas campesinas de Chillia.
Indicó también que Quijano la obligó a ella y a otras mujeres a no dar su testimonio ante la prensa y autoridades.
"Él estaba sentado en la mesa y decía '¡Quienes son ronderos, que jamás serán vencidos!'. Ahí me dijeron que mi hija firme un papel y que no dé cuenta a la prensa, 'sino sabrás lo que te toca'", narró.
Octavia Campos señaló que fue capturada por los ronderos debido a que una mujer llamada Florentina la acusó de cometer brujería. Según menciona, debido a los golpes y crueldad de los castigos tuvo que aceptar ante los ronderos que se dedicaba a estas actividades para que la dejen en libertad.
"Me decían que ponga de mi parte y que me declare culpable para que me dejen viva, sino me iban a matar en la plaza pública. Por eso dije que sí porque quería salir libre", agregó.
En otro momento, mencionó que los ronderos le aplicaron inyecciones para desinflamar la hinchazón que tenía en varias partes del cuerpo, producto de los golpes que recibió.
"Me pusieron ampollas, uno de los presidente de las rondas que se apellida Morales. En Uchubamba también me pusieron ampollas porque dijeron 'esta mujer está bien grave'. No me podía ni bajar el pantalón para ir al baño", lamentó.
La mujer también pidió el apoyo de las autoridades debido a que teme a que las rondas tomen represalias en su contra.
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