Las cifras no siempre revelan la verdad sobre la pobreza
En 2018, el nivel de pobreza en Perú bajó de 21.7% a 20.5%. "Ello implica que 313,000 personas dejaron esa condición". Esta población gastó menos de S/ 344 al mes por persona. Este es el monto definido por el INEI que permitiría cubrir las necesidades básicas alimenticias y no alimenticias. Mas esta situación aún afecta a 6'593,000 personas.
En el caso de la pobreza extrema, también se redujo el 2018 y bajó de 3.8% a 2.8%. De esta manera, 309,000 personas dejaron de ser pobres extremos, pero esta situación aún afecta a 900,000 personas. Incluso se advierte que hay un 3% de peruanos en situación de pobreza con educación universitaria.
Para el caso de la pobreza extrema, la línea de gasto mínimo para cubrir las necesidades alimentarias fue de S/ 183 al mes por persona.
La pobreza es sin duda un tema muy complejo y asociarla en su medición a una sola variable muestra serios defectos, así como el compararla con otros países. La información sobre la pobreza, es amplia, tediosa y complicada.
En este contexto, la “Pobreza Monetaria”, se define como la insuficiencia de recursos monetarios para adquirir una canasta de consumo mínima aceptable socialmente. El indicador que se usa es el gasto per cápita del hogar, como indicador de bienestar y parámetros de lo socialmente aceptado (líneas de pobreza total para el caso de consumo total LPt y línea de pobreza extrema para el caso de alimentos LPex).
Se dice entonces que un hogar es pobre cuando su gasto per cápita es inferior a una Línea de Pobreza (LPt) y asimismo es pobre extremo cuando su gasto per cápita es inferior a una Línea de Pobreza Extrema (LPex).
Fuentes oficiales del MEF, señalan que existen diversos métodos para la identificación de los pobres, desde los métodos que miden la situación de los hogares en cuanto a sus características, el medio donde se desenvuelven y su acceso a servicios básicos; hasta los que miden la pobreza según el poder adquisitivo de los hogares.
Según CEPAL “la teoría no permite elegir un método por sobre los demás, ya que todos tienen defectos y virtudes; más bien, es la práctica quien ha resuelto la elección de un método, de acuerdo al contexto en el que se aplica”.
Evaluaciones
A fines del año 2015, el analista Yalonetzky sostenía en entrevista para el Diario El Comercio, que a través de indicadores de pobreza monetaria y multidimensional, el INEI determina el número de peruanos con limitados recursos.
En poco más de una década, se promocionaba que en el Perú se ha reducido la pobreza en casi 53%. Sin embargo, la realidad todavía refleja serias carencias de servicios básicos como agua, desagüe, salud y vivienda.
El problema es recurrente con otros indicadores, pero la restricción es que la medida oficial que permite al país realizar comparaciones internacionales es la medida de la pobreza monetaria.
Hemos señalado que según el INEI, si usted tiene un consumo superior a los S/. 344 mensuales, ya no será considerado pobre. En tanto, quienes se encuentren por debajo de los S/.183 mensuales, serán considerados pobres extremos. En rigor suena ello arbitrario, pues aunque la pobreza monetaria ayuda a evaluar los umbrales, su resultado suele ser muy inconstante.
“En un año puedes mejorar tu ingreso y salir de la pobreza, y al siguiente empeorar y regresar a ella”-
Por eso, se dice que medirla de una forma multidimensional generaría un resultado más estable. Y por ello el INEI también usa medidas, como el método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI).
Hay muchas medidas de pobreza multidimensional, muchas de ellas se pueden calcular, pero ello tiene sus restricciones. El problema es que este umbral para medir la pobreza en el Perú es arbitrario”, dice el mismo Yalonetzky.
Por ejemplo, en el caso de Pensión 65, el Midis ha determinado un umbral diferente al de la pobreza monetaria. Si bien este indicador dice que existen alrededor de 100.000 adultos mayores en situación de pobreza extrema, el programa atiende a cerca de 500.000, pues usa la medida del sistema de focalización, que es una medida multidimensional que tiene sus propias características.
Como ha señalado Richard Webb : “Lo que aprendemos de la historia es que no basta una revolución industrial para terminar con la pobreza. Su impacto, en todo caso, se limita a un pequeño grupo de trabajadores y capitalistas. Eliminar la pobreza necesita además un segundo cambio drástico, una transformación radical en las formas de vida productiva, social y cultural de la mayoría de la población. La pobreza no desaparece apenas llegan fábricas, minas y otras inversiones modernas, como quien prende la luz “
Es entonces un tema en el cual la simple cifra puede estar ocultando dramas absolutamente reales, como aquel que 10 millones de personas en el Perú, no tengan ni agua ni desagüe y mucho menos sanidad y educación.