02/05/2019 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023
Fiesta, sabor y alma de barrio destacó en la edición número 69 del Mundialito El Porvenir, el popular torneo deportivo que tuvo como escenario, como cada 1 de mayo, la cuadra 6 de la avenida Parinacochas, en el corazón de La Victoria. El equipo Cebada y Humo volvió a coronarse campeón, en un día lleno de alegrías e historia.
A la 5 a.m. empezó a llegar la hinchada desde todos los rincones de la capital para instalarse en las gradas acondicionadas en la vía, que por ese día se convierte en la cancha de fulbito. En apenas dos horas, los espectadores abarrotaron el perímetro del campo, así como techos y ventanas de los edificios aledaños.
Segundos antes del primer partido, hinchas rompieron el cordón policial y entraron al campo. De inmediato, agentes de la Policía Nacional controlaron los ánimos, cada vez más caldeados a la espera del pitazo inicial.
Como resultado de los sucesivos encuentros, Cebada y Humo se coronó bicampeón -ganaron también en 2018-, luego de vencer a Los Cachorros. El partido terminó en empate y definieron el resultado con el número de faltas cometidas. El primer equipo tenía la menor cantidad.
Las contiendas estaban llenas de fiereza, patadas y esa picardía que caracteriza al fútbol callejero. Además de los finalistas, participaron los equipos Purito Barrios Altos, Cebada y Humo Máster, Huracán Victoria, Somos Limatambo, Ají San Cosme, La Cachina Forever, entre otros. Las mujeres también hicieron gala de su destreza en la cancha y, en la categoría femenina, Deportivo Canto Grande venció 2-0 a Electric Service.
Ambulantes aprovecharon el evento deportivo para ofertar delicias gastronómicas como sopa seca, siete colores, tallarines, ceviche, entre otras.
EL LEGADO DE DON JORGE FALLA
“Es una fiesta de barrio”, comentó Jorge Falla Martínez (101), quien allá por el Mundial de 1950, cuando Uruguay derrotó a Brasil en el recordado 'Maracanazo', creó el populoso torneo, junto a algunos vecinos, en el barrio de El Porvenir. Durante el Ochenio del presidente Manuel Odría -entre 1948 y 1956- fue detenido, según dijo, por organizar ese tipo de encuentros. Sin embargo, con un poco de astucia logró salir y consiguió el apoyo que necesitaba.