Factor AG: La debacle económica
El balance socioeconómico del primer gobierno de Alan García es negativo. Tuvo un ascenso rutilante para ganar las elecciones presidenciales de 1985 gracias a que el candidato de izquierda, Alfonso Barrantes, declinó ir a la segunda vuelta. Su discurso antiimperialista, su política heterodoxa y su Plan Cero, no rindieron los frutos esperados, lo que desde una perspectiva teórica se estrelló con la realidad. La práctica gubernamental de un país le pasó la factura, se atrevió a instaurar medidas de corte populista que se estrellaron con las entidades financieras locales y mundiales.
Sus medidas no fueron aplicables y recibió el veto de entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ofrecer el pago de la deuda externa con solo el 10% sobre las exportaciones ocasionó que el Perú sea calificado como “país ilegible” para la economía mundial. Creó desconfianza entre los inversionistas locales y extranjeros que no apostaron por invertir, incluso, el crédito internacional se ahuyentó.
La estatización de la banca, la política económica, las medidas del sistema cambiario, entre otros ajustes desacertados, trajeron abajo a la economía, generando una debacle del gobierno. Los resultados están en la memoria colectiva de todos los peruanos: Inflación a niveles astronómicos, escasez de alimentos y otros productos básicos y el derrumbe de la aprobación de Alan García.
Fue recién hacia fines de 1988 que García se convenció de la necesidad de una guerra frontal contra la crisis económica. El ministro de Economía y Finanzas, Abel Salinas, tuvo la ingrata tarea de anunciar el shock económico, el del fatídico 6 de setiembre de 1988. El plan, denominado Plan Cero, contribuyó a generar una inflación aún mucho mayor, sobre todo, en relación con los productos importados.
El precio de los productos farmacéuticos subió 600% y el de la gasolina 400%. Además, se eliminó el sistema del control de precios con excepción de 42 productos básicos. En definitiva, el primer gobierno de Alan García fue un total fracaso.
Escrito por: Roberto Sánchez Reyes